Está claro que las almendras están deliciosas de cualquier forma. Eso sí, siempre sin piel. Y es que la piel que las recubre está pensada para proteger el fruto de los insectos y las infecciones. Por eso, a la hora de disfrutarlas, lo mejor es pelarlas. Si la piel está seca, pelar una almendra será cosa de segundos así que no te molestará a la hora de disfrutar de tu vermut. Sin embargo, si entre tus planes está cocinar un plato con almendras y necesitas una gran cantidad de ellas, lo mejor es poner en práctica este truco para deshacerse rápidamente de sus pieles.
Hazte con unas almendras de calidad
Cualquier receta sabe mejor si eliges ingredientes de calidad. Así que, si estás pensando en preparar una receta con almendras, te recomendamos que te hagas con unas almendras de calidad. En Almendras Toledanas encontrarás almendras naturales con piel, perfectas para cocinar en casa. Además, como solo trabajamos con almendra de la variedad Ferrand, garantizamos que todas las almendras son dulces y que, por tanto, no te encontrarás con almendras amargas que estropeen tus platos.
Empieza por retirar la cáscara
Si las almendras que tienes en casa tienen cáscara, el primer paso será deshacerse de ella. Lo puedes hacer fácilmente golpeando la cáscara ligeramente con una maza o un instrumento rígido de cocina que tengas en casa, como la base de un mortero. Hazlo con cuidado para que las almendras no se rompan.
El truco para quitar la piel a las almendras
Una vez sin cáscara, llega el momento de quitar la piel que recubre cada almendra. Para ello, pon a calentar una cazuela con agua. Cuando el agua rompa a hervir, es el momento de añadir las almendras. Mantenlas en el agua durante unos minutos.
Con ayuda de un cazo, comienza poco a poco a sacar las almendras de la cazuela. Déjalas que se enfríen durante unos pocos segundos y, con cuidado para no quemarte, retira la piel de cada una de ellas. ¡Verás cómo resulta muy sencillo! Repite este proceso hasta quitar toda la piel de tus almendras.
Seca muy bien las almendras
El paso más importante de este proceso llega ahora. Seca tus almendras una a una y colócalas en una bandeja, intentando que no se toquen entre ellas. El objetivo de este proceso es que las almendras se sequen muy bien ya que, si las guardas húmedas, corres el riesgo de que aparezca moho.
Déjalas que las almendras se sequen al aire libre durante algunas horas. Si tienes prisa, también puedes meterlas al horno con temperatura muy baja durante unos minutos. Cuando estén completamente secas, podrás guardarlas en un recipiente hermético o utilizarlas en tu cocinado.
Como ves, quitarle la piel a las almendras es un procedimiento muy sencillo. Sin embargo, también puedes hacerte con almendras repeladas, fritas o tostadas, listas para disfrutar.